El tema más difícil de tratar con un jefe de Estado es el de su salud. Lo estamos viendo en Estados Unidos, donde hay un debate encendido sobre si el presidente Donald Trump y su equipo de médicos están mintiendo sobre su verdadero estado de salud. En esa sociedad transparente, hay una historia centenaria de mentiras de la Casa Blanca para ocultar la salud del mandatario. Grover Cleveland, en medio de una crisis financiera, escondió que tenía cáncer, a finales del Siglo XIX. Woodrow Wilson ocultó que había tenido un infarto. Franklin D. Roosevelt nunca mencionó que su salud se deterioraba aceleradamente, ni John F. Kennedy reveló las terribles dolencias en su espalda. Mentir u ocultar en un dignatario, tiene la misma consecuencia: su pueblo es engañado.
En México nunca ha habido un tema más secreto que la salud de los presidentes. Vicente Fox permitió que se informara de su operación de espalda, que pareció el fin de esa larga era de jefes de Estado mexicanos inmortales. Pero aquello no marcó un cambio de cultura, sino fue una excepción, quizás porque esa cirugía le permitió escabullirse de las llamadas del presidente George W. Bush para presionarlo a votar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que respaldara la invasión a Irak. En el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, hablar de su salud es un tabú y le molesta sobremanera. Sin embargo, es un tema que debe ser discutido públicamente, sin complejos ni temores.
Fecha: 6-oct.-20
Autor: Raymundo Riva Palacio
Medio: El Financiero
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/la-salud-del-presidente
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