Son un misterio las razones que explican la devoción que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador por la figura de Francisco I. Madero. Desde luego la importancia del prócer es incuestionable. Madero es uno de los héroes más destacados en el panteón de la historia patria y el golpe de Estado que sufrió su gobierno y, sobre todo, su fusilamiento siendo Presidente es uno de los pasajes más infames en el pasado político de México. Pero eso no explica los motivos por los cuales tiene tal peso en el ánimo de López Obrador, muy por encima de otras figuras históricas como Emiliano Zapata, Francisco Villa o José María Morelos y Pavón, personajes todos ellos de extracción social mucho más cercana a la narrativa política e ideológica que sostiene el actual gobierno. Los mitos de Zapata y Villa, en particular, ambos asesinados en celadas perpetradas por los vencedores, son figuras vigentes convertidas en iconos entre los sectores que se encuentran en la base social del obradorismo.
Fecha: 24-feb.-22
Autor: Jorge Zepeda Patterson
Medio: Milenio
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